Primero hay que entender a qué le llamamos amor romántico, es aquella conducta amorosa que refuerza una idea sobre lo que significa el amor y sobre lo que se debe sentir. Esta idea la aprendimos a lo largo de nuestra vida por las canciones, novelas, películas, anuncios, etc.

Este ideal o mito de amor romántico puede hacernos creer que nuestras relaciones no están completas sino existe un “para siempre” o un “el amor todo lo puede” o todo lo “soporta”. En la que debemos sufrir para tener un verdadero amor.

La realidad es que el amor lo adaptamos nosotros mismos y hacemos de él lo que nos sea más sano. Pero un concepto de amor equivocado nos pueda dañar y hacernos caer en patrones que nos lastiman y que al final nos decepcionan y nos hacen sentir poco merecedores o vacíos.

El amor debe ser adecuado a nuestras necesidades, a lo que yo necesito de la otra persona y las cualidades que yo puedo llegar a ofrecer. Todo desde el respeto, la libertad y la comunicación. 

Porque como ya lo hemos abordado en blogs anteriores el amor debe ser libre y sano. Se debe sentir como un rayito de sol en medio del frío. Un refugio honesto y saludable; en el cual podamos llegar a tener conversaciones incómodas para poder lograr tener un noviazgo sano con responsabilidad afectiva.

Dejemos de lado el miedo a que el otro se vaya y por el contrario, agradecemos el tiempo compartido y sigamos con nuestra vida. ¡Que no pasa nada!  Todos  son ciclos y cuando un ciclo sano acaba no nos hará sentir mal, sino satisfechos por haber vivido esa hermosa experiencia. 

No tengas miedo de experimentar un amor sin todas las cosas que la sociedad y los medios nos atribuyen. Cada relación es un mundo y es correcta, alimentala conforme a ti te funcione, siempre desde el amor propio.

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